jueves, 4 de agosto de 2011

El sueño de una noche de invierno


Caen sobre mi almohada lágrimas secas. Gotas de agua y jabón. Burbujas sin más fragilidad que mi inflexible conciencia. Extraños recuerdos, granos de memoria perdida, se desvanecen entre mis dedos. Se deshace mi alma en lamentos de tu ausencia, y simulando una agonía se derrumba mi ánimo. Destrozadas las razones, solo queda el eco de la locura y sentirte cerca. Y si tan cerca te siento no es porque lo estés, sino por la necesidad de mantenerte a mi lado.
En momentos de desengaño, la memoria es la peor enemiga. A merced del viento dejé las ilusiones, y el vaivén del aire es un tormento que siempre me devuelve lo que es mío, como engendradora soy de ellos. Sombras extrañas se deslizan en la oscuridad, y se resbalan en el silencio las esperanzas marchitas, las vivencias lejanas. Te busco entre mis recuerdos y mis sueños, pues es el único sitio en el que puedo hallarte.
Al menos, déjame pensar en ti, es lo único que me queda.