lunes, 28 de octubre de 2013

Nadie me echa de menos

Esa sensación de que sobras en todas partes... De que estás molestando a los demás con tu presencia... De que desean que te vayas para ser ell@s mism@s y tener sus confidencias, esas de las que tú no formas parte y de las que no quieren que te enteres... De que a veces crees ver un pequeño hueco e intentas colarte por él para estar ahí adentro, para sentirte parte de algo, para sentirte importante para alguien, para simplemente sentirte ALGUIEN... Pero, al final, la realidad se manifiesta... No eres NADIE... Ni por unas ni por otras, ni por un lado ni por otro, ni en un sitio ni en otro... Todo el mundo me abandona... No quepo en ningún lugar...

domingo, 20 de octubre de 2013

Recuerdos y más

Esta tarde me he acordado de ti. No sé por qué. Aunque tampoco sé por qué me lo pregunto tanto si te recuerdo a menudo. He recordado el tiempo en que llevabas esas gafas redondas con critales de un grosor desmesurado. Tu recuerdo, como siempre, me ha traído una sonrisa a la cara... pero después esa sonrisa se ha truncado, como de costumbre, en una mueca de tristeza silenciosa. Más tarde optaste por las lentillas, aunque según tengo entendido tu época con aquellas enormes gafas se debió a un problema con las lentillas. Da igual, el caso es que me he acordado de ti. Me he sorprendido enormemente sonriendo, como antes, como cuando era una adolescente perdida que era feliz con solo verte y se derrumbaba en su pequeño y frágil mundo cuando se daba cuenta de que algún día ya no formarías parte de su vida. De mi vida. Entonces me he puesto a pensar. ¿Se parecen ellas a ti físicamente? Para mí sí. ¿Personalmente? Por lo que he podido comprobar, lo dudo. Y aun así me arrastro... Aunque estoy aguantando bastante desde hace un tiempo que para mí está tan lejano que no alcanzo a contar, como si fuera eterno, infinito, arrollador... Rosa... cuánto desearía verte y poder ser tu amiga y quedar contigo como una amiga de verdad a tomar un café y contar tonterías mientras nos reímos o cosas serias y apoyarnos mutuamente. 10 años me ha costado pensar en ti de esta manera. 10 años... ¿Me esperan ahora otros 10 años de espera de amor de verdad? No de querer a morir, si no de morir por amar... Pero si realmente te he superado a ti... (¿superado?)... Puedo superar a cualquiera... o eso espero... Con un "hola" me alegras la vida... y tú también... Extraño verte y que me sonrías y me des dos besos... y a ti también... Te echo de menos... y a ti también... Como una tonta... te espero... y a ti también... ¿Por qué las mujeres no solemos saber valorar lo que poseemos...?

sábado, 12 de octubre de 2013

La condena que merezco

Llévate mi alma, lejos de aquí, condéname de una vez. Acaba con este sufrimiento. Deja que esta crisálida llamada cuerpo se exinga en el mundo material y que mi alma, si es que la poseo, sea condenada para toda la eternidad. Este mundo ya es bastante condena. Ahora quiero probar el otro. Soy el mal hecho persona. Soy la tristeza engendrada como humana. Soy la desesperación convertida en mujer. Soy el verdugo que quiere ser condenado. Arrancando mi corazón pido a gritos mi liberación. Condena eterna, por favor. Condena del alma. El cuerpo ya ha sufrido suficiente.

PUTA MIERDA DE TODO

Estoy podrida por dentro. Apesto. Cada persona que se acerca a mí me "promete" que no será como los demás, que no me "abandonarán", que no me harán daño. Ahora sé que las promesas solo existen para romperlas. Ahora he comprendido que quien más palabras te susurra al oído, menos estará a tu lado cuando la necesites. Soy un verdugo abandonado a su suerte, la soledad. Soy el fruto podrido que nadie quiere llevarse a la boca. Soy todo y no soy nada. Soy una auténtica mierda. No, soy menos que eso. Adiós, al menos, a los que hayáis estado en mi vida y me hayáis "abandonado". Por desgracia yo nunca os olvidaré. Solo me queda recortar recuerdos de las nubes de mis sueños, asumir la realidad y decir adiós... adiós... Ojalá este puto mundo explotase y cada célula humana se desvaneciera, dejando a los animales, las plantas, las bacterias y demás seres vivos, que se merecen vivir plenamente en paz.

...

...

lunes, 7 de octubre de 2013

Te echo de menos

Sé que son las palabras más simples que se pueden decir, tan solas, tan quietas, tan indefensas... pero a la vez son unas de las expresiones más dulces, inocentes y bonitas que todo idioma puede poseer. Echo de menos tantas cosas y a tanta gente. Cosas distintas, gente diferente. Echo de menos aquello que un día desdeñé. Echo de menos las noches riendo al otro lado del teléfono. Echo de menos que te estremezcas ante mis caricias. Echo de menos que me des un abrazo. Echo de menos que me beses en la cara, en la frente, en los labios, en el cuello... Os echo tanto de menos. Echo tanto de menos a tanta gente a la que tengo que decir "adiós". A esa gente que no me busca, si no que espera que yo la busque. A esa gente de la que hoy he estado esperando una llamada, un sms, un wasap, un "hola", un "¿qué tal cómo estás?", un "te quiero y no puedo alejarme de ti", un "lo siento me he equivocado", un "eres gilipollas, ¿no ves que me estás haciendo daño y que me molesta lo que me dices y que soy sincera contigo y tú huyes de mí?" Es tarde. Se supone que ya debería estar acostada. Pero os echo demasiado de menos. Echo de menos las palabras bonitas y las feas. Echo de menos saber cómo estáis. Y, pase lo que pase, diga lo que diga, si os hago daño, os pido perdón de antemano. Nunca jamás querría haceros daño queriendo. A ninguna. Pero necesito que me tendáis la mano para agarrarme a ella. Necesito vuestro apoyo. Necesito que me ayudéis a salir de aquí. Necesito que me necesitéis. No, no que me necesitéis, que podáis vivir sin mí pero que no queráis, que me queráis a vuestro lado. Sé lo fuerte que es el orgullo. Pero os prometo que no os tiendo yo la mano por orgullo, porque lo he perdido todo, poco a poco, se ha ido esfumando. Es miedo a ser rechazada. Porque me doldría tanto ser rechazada por vosotras... Es una entrada mal escrita, tonta quizá, pero es la única manera de haceros llegar a vosotras, a todas, a vosotras que sabéis quiénes sois, que os echo de menos...

miércoles, 2 de octubre de 2013

Para ti, para cuando lo leas

Sé que te alejas de mí. Sé que te has ido alejando de mí poco a poco, dejando atrás un sentimiento que quizá nunca experimentaste. No te lo reprocho: los sentimientos no se pueden controlar y, además, no soy gran cosa. No valgo nada. No tengo nada por lo que merezca la pena luchar. No soy guapa. No estoy buena. No soy lista. No sé relacionarme con los demás. No soy un hombre ni lo quiero ser. No soy lo que buscas, al parecer. Lo único que tengo es un corazón, un alma y unos sentimientos que tristemente se han arrastrado a ti y solo han conseguido rozarse con las piedras del suelo, hacerse daño y sangrar... No voy a decir que hay verdugos. No voy a decir que hay víctimas. No te conozco. Siento que después de todo este tiempo, de la intensiedad de las vivencias, no sé quién eres, ni qué quieres de mí. Quizá solo quieras a alguien a quien tener cuando te aburras o te sientas mal, alguien que sabes que va a estar ahí siempre animándote, que nunca vas a estar sola, pero, ¿sabes una cosa? Yo también tengo sentimientos. La poca dignidad que me queda espero que me sirva para poder levantarme del suelo y no permitir que me grites, ni que me duelas, ni nada que me haga daño, y para poder alejarme de ti si es lo que tú deseas. Ahora mismo estarás feliz tonteando con cualquiera. Con quien sea. Da igual ponerle cara, edad o lo que sea. Dicen que nunca se sabe lo que se tiene hasta que lo pierdes. Espero que algún día te des cuenta de lo que poco a poco, con esfuerzo, con lágrimas, con dolor, vas a ir perdiendo solo por no saber cómo actuar o por miedo o por cabezonería o por orgullo o por cualquier razón que desconozco... Ahora bien, mientras estás divirtiéndote, tonteando o haciendo lo que sea, te hago una pregunta, ¿por qué te has metido en mi blog para leer esto, que sabes que va para ti? ¿Qué esperabas de esta entrada? ¿Qué esperabas de mí? ¿QUÉ HACES AHORA AQUÍ EN ESTE MOMENTO LEYENDO ESTO? PIÉNSALO. Y quizá, cuando lo pienses, te des cuenta de cosas que has querido ignorar, o quizá te enfades, o te sea indiferente o lo veas ridículo o lo que sea. Pero sé que tarde o temprano te pasarás por aquí y leerás esto. Que esperarás a que pase el tiempo para leer más entradas: porque sé que lees esto. Si no te importa, si te es indiferente, si solo es por sentirte fuerte, ¿por qué acudes al único rincón de mi alma en el que expreso lo que verdaderamente pienso y siento? ¿Por qué te sientas delante de la pantalla del ordenador y lees mi alma? ¿Por qué te importa lo que escribo? Para concluir, te vuelvo a preguntar: ¿qué haces aquí en este momento leyendo esto? ¿Por qué te importa tanto lo que piense de ti? ¿Por qué huyes y me lees a distancia? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? Te invito a pensarlo. Y si una vez pensado decides llamarme y darme un respuesta o cambiar de opinión o decirme algo, quizá esté ahí al otro lado del teléfono para escucharte o quizá ya no lo esté, pero quien quiere algo o a alguien lo busca le cueste lo que le cueste, aunque tenga que dejar su orgullo de lado. Pero sabré que te ha importado lo que hayas leído. Esto me recuerda a una canción de RBD, a una parte específica: "Algún día sin pensarlo me vas a extrañar despacio, algún día, una mañana sentirás que te hago falta... Nadie sabe lo que tiene hasta que al final lo pierde." No creo que eso te pase porque no creo importante lo suficiente, pero la verdad es que me gustaría que me extrañaras. Y como colocón a todo esto, dejo una frase de una canción de Despistados: "Y antes de que te des por vencida piensa que es la única vida que podemos compartir." Espero no haberte ofendido con mis sentimientos y mis palabras. Si lo he hecho, perdón, supongo que nos hemos hecho daño mutuamente... pero también nos hemos hecho feliz mutuamente, ¿verdad? Y aunque no acostumbro a poner vídeos de canciones en mis entradas, esta vez haré una excepción: http://www.youtube.com/watch?v=EIKr2V-WhR0 http://www.youtube.com/watch?v=ZZozgjWJzZc

lunes, 30 de septiembre de 2013

Sin más

Y así, sin más, encontré esta foto. Esta foto a la que no le hace falta palabras ni color ni olor ni adjetivos. Esta foto que lo dice todo en silencio, entre susurros. Esta foto que habla a tu corazón sin que tú logres descifrar sus palabras, pero que te deja entrever algunos vocablos deshilachados que se les escapan para que tus latidos se aceleren ante ensoñaciones y deseos varios. Me tropiezo con mi propia torpeza y me hallo sin palabras para describir el arraigado sentimiento que ha despertado esta imagen en mí; una imagen de sueños donde estamos TÚ y YO. Solo me queda suspirar y decir una cosa: ojalá algún día esa foto sea tuya y mía, sea NUESTRA, y podamos vivirla y revivirla mil veces, día a día; tu carita durmiendo, mi mano acariciándola; eso es la felicidad...

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Humildemente

No soy Bécquer ni Lord Byron ni Neruda ni Benedetti ni Borges ni Cortázar... Mi escritura es más humilde, acaso menos correcta y refinada. Mi cerebro, alma y corazón intentan sacar de mí esta ponzoña que me mata lentamente y aún así no sé expresarme de manera tan preciada y exacta, tan afín al alma ajena, como los poetas anteriormente citados. Ojalá poseyera su virtud, sus ganas, sus ánimos, sus esfuerzos y su don... Pero, al margen de lo ya expuesto, de mi limitado conocimiento del léxico castellano, de mi incapacidad de concentración, de mi falta de ganas y desganas, de ese don que ellos manifestaron... hay una cosa clara: me derrumbo. Estoy vacía, sola, triste, desolada, amargada... No sé q dirección toma mi vida ni si es la que quiero tomar. Deseo verte, pero te rehuyo. Deseo saber de ti, pero intento contenerme. Deseo estar a tu lado, pero me quedo a más de 80 km de ti... He intentado con todas mis fuerzas controlar lo que es incontrolable, ser lo que no soy por estar un segundo más a tu lado, escribir con tinta invisible en mi corazón cada verso que ya no recuerdo, rememorar los instantes a solas, tu cuerpo desnudo en mi cama, tus ojos entrecerrados mirándome, tu voz suave y calmada, tu sonrisa dulce y pícara, tu pelo revuelto y tu hermoso rostro... No sé qué fue de aquello, tan rápido, tan fugaz, tan ansioso de placer, tan al punto... No sabes cuánto me gustaría hacerte el amor. De verdad. Dejarnos llevar. Detener el tiempo. Parar el mundo. Paralizar el universo que se esconde tras tus ojos chispeantes... ¿De verdad me has olvidado tan pronto o es que nunca me quisiste como decías? ¿Qué soy yo para ti? Arriesgo mucho en esto que digo, arriesgo perder algo que no tengo, deshechar la pequeña esperanza que albergaba en lo más hondo de mi ser... Pero, para aclarar las cosas, para ser sincera y nada más, humildemente solo me queda decirte una cosa: te quiero. No te quiero como pareja ni como amiga ni como amante... ¡No sé cómo te quiero...! Quiero besarte, acariciarte, sentirte, oir tu respiración, escuchar tu voz, perderme en ti, no encontrarme yo... Pero lo siento... Te sigo queriendo... nada más...

lunes, 16 de septiembre de 2013

Preguntas sin respuestas

Me pregunto si merece la pena, y me respondo que no. Me pregunto por qué sigo y me encojo de hombros. Me pregunto tantas cosas y son tan pocas las respuestas que me sé dar...

viernes, 6 de septiembre de 2013

Odio

Odio la soledad porque me recuerda que estoy sola, vacía, cansada de dejarme llevar por la corriente y vagar por la vida sin encontrar más que a la soledad misma mientras observo a los demás unidos. Odio la soledad porque me odio a mí misma porque yo tampoco querría estar conmigo. Odio la soledad porque me hace pensar y desear a más no poder las más íntimas locuras. Odio la soledad porque siempre he estado sola mirando a hurtadillas a las personas acompañadas. Odio la soledad porque es mi mejor amiga. Odio la soledad porque por mucho que buscara en mi agenda y le pidiera a alguien que esta noche me acompañara, me abrazara y hablasemos, sé que nadie acudiría a mi llamada. Odio la soledad... porque me recuerda a que estoy sola...

domingo, 1 de septiembre de 2013

¿Existirá el destino?

No sé si existe el destino, la casualidad o el azar. Solo sé que cada vez que me giro alguien me da con el dedo índice en la espalda y al volverme estás ahí de nuevo. Quizá sí que debas estar en mi vida de alguna manera.

Realidad

Entre segundo y segundo se me derrama la vida. Lentamente, suavemente, como un veneno que mata poco a poco. Trozos de sangre coagulada me recuerdan a pedazos de corazones rotos. Un riachuelo rojizo se desliza x mi brazo; un cosquilleo; el roce de una pluma.Goterones de sangre se funden con el suelo y se convierten en charcos rojos. Mi corazón está yermo de amor, como una tierra baldía donde no crecen ni las malas hierbas.Mis sueños se cubren de pétalos de una flor moribunda. Apesta. La vida es una puta mierda y yo ya estoy harta de tener cagalera. Así, como suena, sin remilgos.

Cobarde

Una muchacha joven, adolescente, de unos 15-16 años, camina sola por un parque con la cabeza gacha, los pelos pegados a la cara, tratando de disimular sus lágrimas. De repente, se topa con un papel tirado en el suelo. Es un folio arrugado, rasgado, escrito con tinta azul y una letra precaria. Sin saber por qué, se sienta en el primer banco que encuentra. El viento sopla fuerte, aunque es cálido, típico del estío sevillano. La muchacha desenrolla el papel, curiosa, como si el destino lo hubiera llevado hasta ella, y trata de unir los trozos rasgados. Sin más, comienza a leer: Se acabaron los buenos días y las buenas noches. Se acabaron... Se acabron los mensajes porque sí, las sonrisas porque sí también, y las tardes de calor por las calles de Sevilla. Se acabaron los mimos en muchos sentidos, los besos eternos, las risas tontas, el ansia, el deseo... Si existe la felicidad, murió en soledad. Quizá la gente no crea en la felicidad porque no surge por sí sola si no que hay que crearla. Tú la creabas para mí día a día, sin darte cuenta, como si ignoraras el poder de tu sonrisa, tus caricias, tu mirada... Como si ignoraras que la felicidad flotaba en el aire, a tu alrededor, como un aroma pegadizo y atractivo, con solo verte sentada en la otra punta de la habitación en la que trataba de desdeñarte para que nadie se diera cuenta de por qué sonreía como una tonta. Tengo la sensación, y suelo acertar con ellas, de que me arrepentiré toda la vida de no haber sido lo suficientemente valiente como para arriesgarme a zambullirme en esa felicidad que emanas. Errar es de humanos. Cagarla más. Mis especialidades son errar, cagarla y, sobre todo, ser una cobarde. Porque nunca fui lo suficientemente valiente para rellenar ese hueco con nombre que se interponía entre las dos. Porque tenía miedo, mucho miedo, de ti. Porque quien crea felicidad también puede crear la mayor desdicha. Y ese es mi miedo, y por ende mi sino: ser una cobarde solitaria. Nos hemos hecho daño. Sin embargo, creo que nunca directamente, siempre a través de terceros, y tres son multitud. A mí, que tanto me cuesta sentir de verdad, el hecho de tener problemas físicos o como quieran llamarse, solo me reafirma en lo importante que eres para mí, en que desde hacía años nadie me hacía sentir así de bien ni de mal ni de nada... Dicen que no se aprecia algo hasta que se pierde. Es cierto. También dicen que la tristeza es el único sentimiento que te hace darte cuenta de lo que realmente te importa. También es cierto, al menos según mi experiencia. Aunque si te he causado dolor, lo siento de corazón, me duele a mí más que a ti, el karma ya se encargará de devolvérmelo... ya se está encargando. Yo solo quería hacerte sonreír, crear en ti esa felicidad que tú creabas para mí. Pero quizá no sea lo suficientemente fuerte para conseguirlo. Quien no arriesga no gana pero tampoco pierde. Se queda en el mismo lugar, observando, como si de peón negro -por decir algún color- de ajedrez se tratara, que no aparta los ojos de la reina de color blanco, envelesado en su belleza, en su sonrisa, en toda ella... sin ver el peligro que le acechan alrededor el resto de las piezas blancas que se están amotinando en su contra, y a sabiendas de que si se atreve a acercarse más a la reina corre el riesgo de que ella lo engulla como a un simple peón que es. Pero le da igual. Se conforma con mirarla de lejos. Porque es un cobarde. Aunque podría hacerse fuerte si se encontrara con la mirada de la reina, pero eso no depende solo de él. Y si se encontrara con esa mirada, ¿quién puede negarle quizá el atreverser a acercarse, a soñar, a vivir... ATREVERSE A VIVIR, ARRIESGARSE AL DOLOR Y AL GOZO? Arriesgarse con los cinco sentidos, con el corazón y el alma. Arriesgarse con las ganas, con las desganas, con los momentos malos y con los buenos. Confiar en el otro, en que si necesitas algo ahí estarás, en que siempre estará a tu lado. Y cuando a tientas busco la esperanza, un trozo de razón entre imginación y fantasías, me doy cuenta de que solo son pedazos rotos de pasado, de recuerdos, de momentos perdidos que inútilmente trataré de atrapar día y noche para volver a revivirlos y sentirte a mi lado. Mientras tanto duermo, como en los cuentos de hadas, esperando a que un beso extraviado despierte mi alma y mil mariposas liberen mi dormido y maldito corazón. A veces se me pasa por la cabeza la idea de pedir una oportunidad. Pero supongo que no soy tan valiente como para eso tampoco y, además, ¿qué reina blanca escucharía a un peón negro? ¿Por qué el peón negro tiene que pedir algo? No pido. Pero espero. No pido. Pero espero. No pido. Pero espero con esa esperanza marchita que nunca logré arrancar de lo más hondo de mi ser... A lo lejos se oye el eco de un corazón que palpita lento, moribundo, lejos de un cuerpo al que bombear sangre, luchando por vivir, muriendo en soledad... Se acabaron los buenos días y las buenas noches. Se acabaron... La chica se levantó del banco, se secó las lágrimas, hizo una bola con el folio y lo tiró al suelo. Caminó hasta su casa sintiéndose triste, desolada, y tan cobarde como el peón negro... Lo que no sabía aún es que también era como la reina blanca... Porque todos tenemos algo de peón negro y algo de reina blanca.

miércoles, 7 de agosto de 2013

Demasiado poco para ti

Te desdibujas en mi memoria como una suerte de musa de ojos oscuros. Tu carita frente a la mía, tus ojos entrecerrados resistiendo el sueño, dejándose a la vez llevar por él… Mi pensamiento se desboca y no alcanzo más que a balbucear tonterías, una tras otra, solo por quedarme un segundo más sumergida en esa imagen de ti, en esa clara evidencia de belleza, en ese segundo donde el tiempo se detiene y no existe nada ni nadie más, solo tú, tus ojos, tu pelo, tu cara… toda tú, y un pedacito de mí que tiembla en silencio, sin poder creerse la suerte de tenerte a mi lado. ¿Quién diría que las palabras huirían de mi alma para expresar lo que siento, habido sido siempre ellas mis aliadas? Quizá sea que hay cosas, como esto, que es esto, algo, ese algo que todos conocemos y desconocemos a la vez y que todos deseamos encontrar, aunque se esconda bien. Me robas las palabras, sometes mi pensamiento, dominas mis sentidos… Sabes a sueños robados, a esperanza incontenible, a miedo de no estar a la altura. Como decía Shakespeare: de lo que tengo miedo es de tu miedo. Miedo a que cambies de opinión, miedo a cometer un error, miedo a no tener nunca más tu piel pegada a la mía, miedo de que otros labios rocen los tuyos y otras manos se detengan en tu cuerpo, miedo de no volver a verte medio dormida y medio despierta, miedo de no poder soñar en tu almohada y de que tú no sueñes en la mía, miedo de que hacer un gesto que parece tan simple como cogerte de la mano mientras duermes sea un imposible para toda la vida. Pero sobre todo tengo miedo de no tener ese algo para ti… Porque, ¿sabes una cosa? Eres la única persona que, desde hace años y años, tiene ese algo para mí. Soy consciente de que mis palabras son breves, vanas a veces, y que no alcanzan a describirte ni a la suela de los zapatos. Pero estas son mis palabras inútiles, porque por más que lo intento jamás podrán expresar mis sentimientos ni describir la mirada que sobre ti tengo, porque a tu lado las palabras carecen de sentido y se transforman en una quimera de vocablos que no llegan a trazar ni la mitad de ti… Porque solo ver tu cara, tu sonrisa, saciar la sed y el acercamiento a ti... solo experimentar estas emociones es capaz de describirte… En mi vida he cometido muchos errores pero, ¿sabes un secreto? Hay algo por lo que merece la pena seguir aquí, cometiendo errores... Porque el hecho de hacerte sonreír por cualquier tontería que diga, poseer esa cualidad, me hace sentir la persona más dichosa sobre la faz de la Tierra y tiene más valor que nada en este mundo. De modo que sonríe, bonita, que cuando tú sonríes el mundo cobra sentido y mariposas moribundas vuelven a la vida.

sábado, 27 de julio de 2013

Principio y final

Todo comienzo empieza e implica necesariamente un final. Curioso, ¿no? Cuando se cierra un ciclo otro camino se abre ante nuestros ojos sin que ni siquiera seamos conscientes de ello... El problema es cuando emprendemos nuestro sino sin haber dado fin y duelo al anterior. En este caso, el enredo de sentimientos encontrados y desencontrados, la confusión, las emociones... son demasiado bruscos y no podemos controlarlos, nos abruman, nos persiguen, y caemos en la tentación de huir, de desear volver a ese mundo anterior. Pero es imposible porque la puerta del pasado está cerrada con una llave que no existe, y tenemos que tomar la decisión de si vivir mirando através del ojo de la cerradura o si darnos la vuelta, volvernos fuertes y valientes y afrontar la nueva oportunidad que la vida nos ofrece. Hoy se me apetece la compañía de una botella de vodka, un vaso con hielo, una pajita, fanta de limón, y hablar entre versos con mi soledad mientras miramos las estrellas al aire libre y brindamos en silencio, sin saber si estamos celebrando algo o despidiéndonos de algo.

jueves, 25 de julio de 2013

Cuentos y magia

Me envuelves en palabras transformadas en sentimientos. Momentos mágicos destilan a través de tus dedos y se enredan en mi pelo y en mi imaginación. En tus ojos se desdibuja un infinito mundo de fantasías donde yo me veo envuelta y arrastrada sin remedio. Me haces creer en cuentos y magia, que tú misma creas con tu sonrisa como si fuera la cosa más natural del mundo, y caigo en la tentación de emborracharme de ti y de tu magia. Los cuentos y la magia existen. Puede que no sean cuentos de hadas. Nosotros somos los propios narradores de nuestra historia, los hacedores de nuestro universo interior, los que se guían por instinto hasta llegar a un lugar que nunca creyeron que existía. Dragones alados de fuego en boca combatimos cada día, transformados en miedos y obstáculos que debemos superar si queremos avanzar en nuestro cuento, y no quedarnos dormidas como una estúpida princesa eterna a que la despierte el beso de un príncipe azul. Puede que no todos los cuentos tengan un final feliz, que la desesperanza arrope nuestros sueños, convertidos en cada página que escribimos día a día de nuestras vidas, y convierta la realidad en una grosería pasajera, en un portal a la perdición que se inicia cuando vemos nuestro rostro reflejado en el espejo. Tal vez haya momentos en que solo podamos luchar con lágrimas, pero aun así estamos peleando, quizá con ganas de rendirnos, pero luchando como héroes y heroínas de cuentos. Transformemos nuestros deseos en realidad y no en meros ataques de pánico o anhelos cuando menos nos lo esperemos. Al margen de la creencia, las metáforas y las idealizaciones, sé que la magia y los cuentos existen: personas que crean momentos mágicos que endulzan el cuento de nuestra vida y nos ayudan a escribir nuestro propio cuento, escribiendo a la vez el suyo. A veces creamos mundos nuevos con personas de nuestro alrededor. Solo con conectar con alguien de una manera un tanto especial, que surja la amistad verdadera (si es que eso existe), el gustar, el querer, el amar… Si vienes a mi mundo te aseguro que no querrías marcharte de él. Es maravilloso, créeme. Más maravilloso que el de Alicia o el de Peter Pan. Ven, dame tu magia, aunque solo sea un poco de ella, yo te daré la mía, escribamos un cuento juntas, sin príncipes ni princesas, sin dragones ni mazmorras, sin saber dónde empezó el “Érase una vez…” ni cómo será el final. Dame la mano y arriesguémonos.

miércoles, 24 de julio de 2013

Perdida en un mundo de sueños

Pequeños pedazos de mí vuelan a mi alrededor. Encuentro fragmentos de quien soy realmente detrás de cada esquina, debajo de la cama, en medio de la carretera… He de desengañarme y afrontar la verdad: yo no nací para vivir la vida real, la común, la que todo el mundo parece tener menos yo. Yo nací para soñar y vivir de sueños, arriesgándome a morir también de ellos. Mi corazón cree firmemente en mi mente que destrozada huye de la realidad y, ajena a la cordura de los demás, se aferra a mundos imaginarios, a lugares fantásticos, hechizos, MAGIA. Me he dado cuenta de que me están despojando de mi verdadero ser. Cada miedo que me intentan quitar, cada obstáculo que intento superar, me son dados por la realidad, robados a los sueños, robados a mí misma… Es como si trocitos de mí se resistieran a morir, esos pequeños trozos que me hacen ser quien soy realmente, una soñadora empedernida, y yo me resisto a ser como los demás. Si me llaman loca, que me lo llamen. No hay razones para menos. Yo me considero rara. Tan solo busco mi lugar en un mundo al que no pertenezco, por eso me veo en la obligación de huir a los sueños, que es mi tierra natal, aquella a la que anhelo regresar. Mis sentimientos son confusos, borrosos, alterables por quienes creía mis aliados. ¿Debo rendirme a la realidad que me ofrece este mundo? ¿Debo ceder, cambiar todo lo que soy yo, para encajar en un lugar al que no pertenezco, como una rosa casi congelada intenta resistir en la cima de una montaña helada? No he cambiado. Mis miedos no han desaparecido. Sigo siendo la misma y siempre lo seré. Me siento como Triniti de Matrix: huyendo de un mundo falso, creado para los demás, al que no pertenezco, y deseo con todas mis fuerzas regresar a mi hogar. Solo soy una loca que desvaría cuando ve trenes en circulación, cuando se da cuenta de que sus sentimientos no son los que socialmente se reconocerían como válidos, cuando se da cuenta de que es diferente al resto del mundo. Yo no soy como tú, seas quien seas, que lees esto. Ni soy como nadie a quien conozcas. Yo no existo en este mundo. Soy el producto de la fantasía de una mente enfermiza y soñadora. Soy la última pieza que no encaja en el puzzle de la realidad. Soy un Don Quijote malhecho y maltrecho. A veces me pregunto si ahí afuera habrá más personas como yo. Pero cuando creo encontrar a alguien que comprende mis sentimientos, siempre acabo dándome cuenta de que no es real, de que ellos y yo no pertenecemos al mismo mundo. Solo quiero que regresen a mí (o yo regresar a ellos): mi reino de "nunca jamás" o mi "país de las maravillas", mi yo al otro lado del espejo... Solo quiero recuperar, despertar más bien, los pedazos aletargados que me quisieron quitar y que duermen en lo más profundo de mi ser. Solo quiero volver a ser yo, la que siempre he sido, la que realmente siempre seré: la única habitante de este mundo que desea volver a su lugar de origen, los sueños.

jueves, 18 de julio de 2013

El karma

Siempre he creído en ti, karma, y estoy segura de que tú también en mí. Nunca nos hemos llevado muy bien. Esta entrada no tiene mucho sentido. Solo "decirte" que te espero. Con miedo, impaciente, detrás de cada esquina, oculta en cualquier rincón, encarnada en alguna persona, como si fueras el asesino de una película de miedo. Te espero... Te espero... Te espero... Supongo que, como hasta ahora me ha pasado, tu justicia me herirá, pero será satisfactoria porque me conozco y sé lo merecedora que soy de ti... Ejerce tu justicia sobre mí, como siempre has hecho hasta ahora. Te espero...

Shh...

Eres preciosa. No sé qué pensarás al respecto cuando leas esto. Pero yo tengo muy buen gusto. Definitivamente: eres preciosa. Grabaré con ansia el recuerdo de tu cuerpo desnudo pegado al mío, en mi cama, y los suaves gemidos que te provocaba. Probarte ha sido como una droga. Deseo más de ti. Arrópame con tus brazos, junta nuestros cuerpos, déjame degustar otra vez ese dulce sabor que surge cuando te tengo desnuda en mi cama. Te cuelas entre mis sueños entrando por la ventana de la imaginación que te espera solitaria en mi cuarto. Me sometes al insomnio, y aun así sueño. Sueño con tu cuerpo entrelazado con el mío. La fantasía se desboca y otra vez estamos juntas. Ven a mí, vamos a soñar juntas, vamos a vivir el momento, y a crear recuerdos para cuando no estés aquí.

Sin palabras, el roce del silencio

Me envuelvo en mi desengaño, me arropo en la desdicha y la duda, me consumen los segundos sin ti y el oxígeno que no respiras a mi lado. Me confunden los recuerdos. Me ciega el deseo. Me mortifica la conciencia. Te deseo. Quiero que seas mía aunque solo sea durante unos minutos. Quiero que te entregues a mí como quien ansía acariciar el alma ajena. Quiero que me busques, y quiero que me encuentres. Quiero ser yo dentro de ti y que tú seas tú dentro de mí. Quiero ver esa sonrisa al despegar nuestros labios. Quiero que vuelvas a decirme que beso bien. Quiero recorrer con la yema de mis dedos, con los labios, con mi cuerpo entero y grabar en mi memoria cada cm de tu piel. Quiero sentir que estás aquí. Quiero sentir que tú me sientes. En este momento, justo ahora, te quiero para mí. No como un objeto, si no como algo diferente, escurridizo a veces. Quiero tenerte y quiero tener un lógico miedo de perderte. Quiero que nos fundamos en una y que de repente el mundo desaparezca, y solo existamos tú, yo, nuestros labios, nuestras caricias, nuestro deseo, nuestro cuerpo, nuestro ser ansioso de ser una única persona que a miradas ajenas parezcan dos. Ven y te prometo felicidad durante el tiempo que te entregues a mí. Ven y te prometo besos interminables, caricias desnudas, palabras tan bonitas como tu sonrisa, calor tan ardiente como el de tus mejillas sonrosadas. Ven, por favor, aunque sea una última vez, ven a mí, que tu cuerpo no pueda resistir estar tan lejos del mío durante tanto tiempo, al igual que el mío desea tu contacto constante y ansioso.

Incertidumbre y pasión

Busco pistas del roce de tus labios donde ya no queda más que un recuerdo marchito, yermo, que se extiende x mi piel y me convierte en piedra. Me pregunto si alguna vez volveré a poder aspirar a la dicha de tenerte de aquella manera: nerviosa, sin saber qué hacer, pero dejándonos llevar, como si lo más natural del mundo y lo más evidente fueran aquellas caricias y besos, dominando el instinto pero sucumbiendo a la pasión. ¿Sabes? Tengo miedo de no volver a tenerte nunca más así, de esa manera. De que no quieras, de que no se te apetezca, de que no me busques, de que no me desees. Miedo de que fijes tu mirada en otra persona a la que le entregues lo que me entregaste a mí aquel día, sentadas en este mismo sofá, desnudando mi alma, deshaciéndonos tú de mi camiseta y yo de la tuya. Oír de nuevo ese pequeño chiquillo indefenso, ansioso y nuevo que salía de tus labios mientras te acariciaba y te besaba el cuerpo, y que llegaba a mis oídos como agua de mayo. Tu imagen acude a mi mente a todas horas. Me aterroriza la idea de que te arrepientas de lo sucedido, de que quieras borrarlo de tu cabeza, de que frotes tu cuerpo con otro cuerpo o con tus propias manos hasta borrar las pocas huellas que dejé en él. Me horroriza pensar que si leyeras estas líneas te alejarías de mí, como de un mal en el que has caído y no quieres volver a tropezar con él. Cuento los segundos que me quedan por verte y cada vez te siento más lejos, más distante, más tuya, menos cerca, menos cariñosa, menos mía… A veces me das miedo. Me das miedo porque a veces me atraes y a veces me pregunto qué piensas tú. Me das miedo porque me haces sentir, pensar, y volver a sentir de nuevo. Me das miedo porque no sé si volveré a notar el roce de tus labios sobre los míos.

miércoles, 10 de julio de 2013

Yo

Podría definirme de muchas maneras, y muchas de ellas serían inadecuadas socialmente. Pero hoy solo me describiré de una manera. De una manera que con la que me siento constantemente identificada y sé que los demás piensan al verme. De una manera que sé que soy y no quiero ser pero no tengo la fuerza suficiente para cambiarla. De una manera que todo el mundo mira con asco y me dice que cambie, como si lo odiaran y les diera asco, como si no existiera más en el mundo que el físico: soy una bola de grasa llena de mierda. Eso es lo más visible en mí. Pero, recordad, también soy persona, y también tengo sentimientos. Aunque parece que para el mundo no tengo derecho a tener sentimientos solo por ser una bola de grasa llena de mierda. Pues es lo que soy. Por desgracia es lo q soy...

Lo que más deseo ahora mismo

No quiero pensar en el bien o el mal. En lo correcto o lo incorrecto. En el pasado, presente o futuro. Solo sé que te quiero a ti aquí, conmigo, EN ESTE MOMENTO. Ahora. Ya. Inmediatamente. Quizás peco de inmoralidad, pero es lo que me pide mi ser, es lo que desea: a ti. Un suave masaje por la espalda, caricias disfrazadas de cosquillas sobre tu muñeca y antebrazo... Apreciar cómo los vellos de tu piel se erizan poco a poco, deseosos de más, anhelantes de gozo, mientras inhalo el aroma de tu cuerpo. Mis labios rozan tu nuca, apartando los pelos de ella. Poso la barbilla sobre tu hombro y con mi nariz acaricio tu oído. Oyes mi respiración entrecortada, mi voz suave, débil, ansiosa pero precavida. Vuelves la cabeza. Nuestros labios están a apenas unos centímetros los unos de los otros. Nuestra respiración acelerada. Nuestros cuerpos temblando bajo el placer de los sentidos. Nuestros labios temerosos de encontrarse. Durante un tiempo permanecemos así. Sentimos un hilo de cosquilleo recorrer cada rincón de nosotras. Excitación. Delirio. Impaciencia. Es como si los cinco sentidos estuvieran henchidos de placer y hubiesen despertado a un sexto que, ardiente, no pudiese contener el deseo, el gusto... Ese calor imposible de frenar que recorre nuestro ser... De repente nuestros labios se funden, satisfaciendo así el deseo, desencadenando la lujuria... Hasta donde este armazón de carne y huesos que se interpone entre nosotras y se desean mutuamente aguante... Hasta donde el deleite de nuestros sentidos se fundan y no puedan más... Hasta ser un mismo ser... Hasta no poder con más complacencia... Hasta morir para revivir de nuevo con un sabor diferente en la boca, en la piel, en todo el cuerpo...

¿Qué mierda hago aquí? Escribir mierdas.

Hoy no tengo ganas de estar sola. Hoy no sé hablar con nadie. Paradójico, lo sé. El eco de unos rugidos distantes envuelven mis oídos y me retuercen el pensamiento. Son trenes. Un tren. Otro tren. Otro tren.......................... Un salto.................................. He creído reconocer sentimientos propios en ajenos, como si ya no estuvieran en mi carazón, como si se hubieran marchado y les hubiera perdido de vista para siempre. Por mucho que los busco no sé dónde se han ido. No están en ella, ni en ella tampoco, ni en él, ni en mí, ¿dónde se esconden? Quizá tan dentro de mí que no puedo hallarlos. Quizá tan lejos de mí que me sea imposible encontrarlos. Tal vez duermo dentro de una burbuja de sentimientos, y me creo libre en la cárcel a la que pertenezco, pues mis manos no alcanzan a encontrarlos y soy inconsciente a la realidad. Trato de no pensar, de dibujar arcoiris y mariposas en un lienzo imaginario sobre los cimientos incomprendidos, rotos, solitarios y vacíos de mi ser. Pero al ser los cimientos débiles, pronto ese mundo de fantasía se derrumba y caen sobre mí las ruinas de mi desesperanza. Me desespero y huyo a mundo ajenos, a lugares perdidos, a dimensiones desconocidas. Tú estás allí. Y tú. y tú. Y tú. Estáis todos. Dejad que que mi cuerpo se hunda entre los escombros de su conciencia, dejad que muera lentamente, respirando por instinto el polvo de mis amgargos cimientos pues me he dado cuenta de que no he vuelto a caer: nunca me he levantado, solo era una ilusión, un engaño a los sentidos, pero sigo tirada en medio de la calle, fundiéndome con el asfalto y soportándo el dolor de que caminen sobre mí, pisándome a conciencia, los que por allí pasen. El rugido no huye de mi cabeza. Ruge. Ruge. Ruge. Cada vez está más cerca. Se oye más fuerte, más tentador, más consolador. Un salto. Un salto. Un salto. ¡¡¡¡¡¡¡¡ERIKA, DESPIERTA, UN PUTO SALTO!!!!!!

lunes, 1 de julio de 2013

Anhelo, pasión, deseo, placer

Darse cuenta de algo de lo que ni siquiera te has dado cuenta aún, ¿cómo se hace eso? Desviar pensamientos en momentos que no merecen la pena, pues ni siquiera son pensamientos, solo sueños, como todo mi mundo, como yo misma. Observo unos ojos cerrándose. Unos labios entreabiertos se posan sobre los míos. Una lengua húmeda se pierde en mi boca y busca la mía, y la muerde, arrastrándola hacia sí. Ya no vi más. Ya no veré más. No quiero abrir los ojos. Quiero estar por siempre así, perdida en la locura de la ceguera que tu amor me provoca, arrancado el pecho por el deseo y la lujuria, pegados nuestros cuerpos como si nuestras almas estuvieran cosidas con aguja e hilo. Te anhelo, suspiro, gimo, codicio cada centímetro de tu piel. Tanta pasión me desborda. Fúndete conmigo. Lléname de ti. Hazme tuya. Soy tuya. Haz que tu dulce y provocador aroma se pierda entre los recodos de mis sentidos e inunde todo mi cuerpo, todo mi ser, todo mi yo. Deja tus huellas allá donde me tocas con las yemas de los dedos o con los labios o con el cuerpo entero húmedo, sudoroso, presuroso de gozo, ávido de satisfacción, insaciable de regocijo. Duele y a la vez es placentero. Pero de nada sirve. Es como si el destino existiera pero no nos diera tiempo para pensar y darnos cuenta de que no siempre es como creemos o deseamos creer que es. Abro los ojos y estoy sola. Tengo miedo.

¿Existen corazones que no estén rotos?

Mírame a los ojos una última vez. Ven, acércate a mí, despacio, lentamente (no tengas miedo), porque cada paso que das me duele en lo más profundo del pecho y, paradójicamente, mientras más cerca estás más lejos te siento. Ahora mírame de nuevo. ¿En qué me he convertido? En un ser errante. En el depósito de un corazón nómada que intenta buscar calor humano donde solo encuentra frialdad. Ahora levanta el pie. Eso es. Levántalo. Mira la suela de tu zapato. ¿Lo ves? Llevas pegado en ella el trozo de corazón que me quedaba. ¿Me lo devuelves, por favor? Tus manos son frías, mas parecen cálidas al lado del tacto de este pequeño y pisoteado trozo de corazón. Adiós. Adiós para siempre. Me doy la vuelta. Una lágrima cae sobre las sucias marcas del suelo que ahora forman mi corazón. ¿Qué hago con él? ¿Qué hago contigo? ¿Qué hago conmigo? Lo aprieto contra mi pecho y lo hundo hasta que lo noto latir despavorido. El muy idiota nunca aprenderá la lección. El amor no da vida. El amor mata. Pero es inútil las veces que se lo repita. Es sordo a la razón y fiel al sentimiento. En muchos aspectos, lo admiro, pues es valiente. Se ha levantado mil veces. Pero ahora ya no tiene la fuerza de antaño. Sin embargo, sigue siendo fiel a sus sentimientos. Ya solo me queda admitir, con todo el dolor de mi alma, esta gran verdad: hola, amor; adiós, dignidad.

Pesadilla antes de dormir

Cristales sangrientos atraviesan el transfondo de mi alma. Humillados los deseos del placer, me surmerjo en una efemérides de desengaño y desasosiego. Urgo entre las escamas de la libertad y solo encuentro cadenas que me someten a emociones que quizá no sean mías, ni del vecino, ni del bien, ni del mal... Si no que, abandonadas, y tonta yo en mi afecto, las recojo poco a poco y las deposito en mi interior, conviriéndome en un cubo de basura sin fondo donde todos echan los despojos de su desesperanza.

lunes, 10 de junio de 2013

Putos pensamientos

Y cuando me doy cuenta... soy la misma persona de hace 4 días, 3 semanas, 6 meses, 20 años... Sigo sin saber qué elegir por mí misma. Sigo quedándome bloqueada ante las decisiones difíciles. Sigo pidiendo a los demás consejos. Consejos que intento convertir en mi idea de lo que son las cosas. Y cada persona me dice una cosa distinta, porque cada persona es distinta y piensa de una manera diferente. Entonces se monta el embrollo en mi cabeza. Sí, no. No, sí. Sí, pero... No, pero... No sé qué es lo que debo hacer, lo que no debo hacer, si se debe o no hacer algo... Y entonces me doy cuenta de que no hay remedio... Sigo sin saber tomar las riendas de mi vida. No por irresponsabilidad, sino porque no sé tomar esas decisiones. Necesito a alguien que me guíe. Y ya debería haber aprendido a decidir por mí misma. Y lo que hago es seguir armando piezas de distintos rompezabezas en mi mente. Y no sé que hacer... No sé qué hacer... Sigo sin saber qué hacer...

sábado, 8 de junio de 2013

La vida no es sueño y los sueños vida no son

Yo nunca he tenido un amigo imaginario. Nunca le he hablado al aire mientras miraba a un ser fiel que me seguía a todos lados. Yo he creado mis propios mundos. Otras dimensiones a las que soy incapaz de llegar, y donde viven ellos, a los que les ruego que me lleven a su lado. Mi vida es imaginación, una ilusión en sí misma, que poco a poco, lentamente, muy lentamente, es devorada por la realidad hasta llegar a la muerte. Y yo me pregunto, ¿qué es mejor, vivir de sueños o morir de realidades? Calderón de la Barca se equivocaba al decir: la vida es sueño y los sueños sueños son. No es cierto. La vida no es sueño y los sueños vida no son.

jueves, 6 de junio de 2013

Los finales inevitables

Las lágrimas son la esperanza que el alma alberga en lo más profundo de su ser y, una vez perdida, se va de ti, se aleja, para no volver jamás. Mientras más esperanza custodias, más doloroso e inusitado será tú llanto. Si te duele el pecho, no te preocupes, pues las lágrimas tienen que atravesar tu corazón para llegar a tus ojos y salir por fin de la cárcel de ilusión que las retenía. Algún día (quizá) todo termine, la esperanza se marchite y ya no tengas más lágrimas que derramar... Las lágrimas son la esperanza que se va.

sábado, 1 de junio de 2013

Acusación

Mis propias palabras se vuelven contra mí y me apuñalan como un cuchillo de hielo certero en el corazón. Me derrumbo. Me derrumbo. Me derrumbo. Solo el silencio me salva de los sentimientos que me persiguen, en forma de sombras, por un pasillo angosto y oscuro entre el que intento hacerme camino corriendo. Las lágrimas no se deslizan por mis mejillas. El llanto no inhunda mi corazón. Quizá todo dependa de la razón. ¿Debería hablar o callarme? ¿Seré escuchada o se ceñirán sobre mí de nuevo las palabras más crueles que puedo conocer? ¿Quién sabe de mis sentimientos más que yo misma y sobre por qué actúo de cierta forma, y más si esta forma no es ilícita? Respiro lentamente, en silencio... Lo único bueno de este mundo es el oxígeno, que nos da vida y muerte, lentamente, a la vez.

domingo, 28 de abril de 2013

Cuando dejo de ser yo

Cuando dejo de ser yo... No existe nada ni nadie, solo tú y el tiempo corriendo en nuestra contra. Cuando dejo de ser yo... Nuestras almas se esparcen y envuelven el infinito. Cuando dejo de ser yo... El corazón hecho trizas se recompone. Cuando dejo de ser yo... pasamos a ser nosotros. Y cuando te vas, cuando vuelvo a ser yo, todo mi mundo se derrumba. El tiempo pasa lento, mi alma se encoje y el corazón se vuelve a partir en mil pedazos. Quizá por eso te quiera tanto. No por amor o amar, sino por egoismo. Porque cuando no soy yo, cuando somos nosotros, la luna sonríe y el mundo parece un sitio especial, un lugar encantado y hermoso en el que desearía vivir... VIVIR...

sábado, 27 de abril de 2013

Finjamos que esto no va por ti y por mí

Te echo tanto de menos que a veces me pregunto si realmente soy yo, una persona humana, la misma de siempre o si quizá haya cambiado un poco o mucho, o solo soy el sentimiento de vacío y/o soledad que se esconde tras una piel, un cuerpo, para poder ser visibles a otros ojos... Si supieras que... que... que me quedo si palabras para describir qué es esto, qué fue, cómo comenzó, por qué luché, en qué momento me dejé llevar, cuándo entregué, sin que lo supiera, parte del corazón de este cuerpo a quien lo llevará ahora en la suela del zapato; por qué soy incapaz de dejarte ir, por qué es sentirte lejos y notar que mi alma se encoge, mi corazón se desgarra poco a poco y algo dentro de mí muere, por qué tengo la sensación de ser capaz de hacer practicamente cualquier cosa solo por tenerte un segundo entre mis brazos o estar entre los tuyos y que me mires de esa manera... Y que este cuerpo sienta... sienta... sienta... que este armazón de carne y huesos que envuelven el vacío y la soledad se desvanezca en trozos de ceniza que se convierten en nada y se alejan de mí cuando tú estás, porque solo tú tienes la fuerza, por llamarlo de alguna manera, para romper esta armadura... Cuánto daría porque me entendieras, porque me correspondieras, porque fuérais tú y tu esencia las que saturaran, inundaran, anegaran cada rincón de mi piel y diéseis cuerda al segundero del reloj del alma, ese que tantas veces veces se queda paralizado de miedo y otras avanza rápido mientras las lágrimas se deslizan por las mejillas de este imperfecto cuerpo humano que me tocó albelgar... ¿Cuáles son las esencias que alberga tu cuerpo mortal? Creo conocerlas y a la vez siento que no sé nada de ellas. Nada más que mi esencia se siente atraída por la tuya de una manera sobrehumana y sobrenatural... Casi divina... ¿Y si dejásemos de pensar? ¿Y si hicieramos lo que nuestra cárcel corpórea anhelara y no se atreviera a hacer? Perdernos en besos, en caricias, en deseo, en pasión, en places, en un pequeño dolor que se desvanece poco a poco mientras olvidamos las penas, la tristeza, el miedo al futuro, el temor a causar y recibir daño... Cuánto me gustaría poderte decir "te quiero" sin que huyeses de mi lado, porque ya eres parte de mí aunque tú no lo entiendas, y aunque no lo entiendas, hagas lo que hagas, pase el tiempo que pase y nos veamos o no... Siempre, siempre, siempre, hasta que este armazón de carne y huesos se derrumbe y mi esencia de soledad y vacío busque otro lugar donde acurrucarse en las noches de tormenta, estaré ahí, aquí... donde sea, para ti...

miércoles, 17 de abril de 2013

Soledad y oscuridad

Dejadme perdida entre los recovecos de mi oscuridad, donde no pueda ver ya los versos que pernoctan en mi cabeza. Soportad con cadenas las palabras que se escapan de mi imaginación, atrapad a las que se rebelen y sacrificad a las más crueles. Ideas envueltas en turbia agua de mayo, en niebla de bosque tenebroso, en el trono de un castillo inaccesible, donde una princesa sin reino, rey ni reina, mira al horizonte y cree divisar el infinito eterno cuyos carnosos y largos labios jamás alcanzará a besar.