jueves, 6 de agosto de 2015

Mariposas VIII: Me derrumbo

Me encuentro entre el vacío y el desespero, engullida en una nada que todo lo absorbe. Mis torpes palabras se clavan en mi pecho como una aguja de hielo punzante, y solo respiro el agua salada de mis lágrimas. Mi corazón late tímidamente y se deshace en pedacitos entre mis inútiles dedos, incapaces de mantenerlo intacto, sintiendo cómo se convierte en ceniza y niebla que se escurren entre ellos y desaparecen de mi vista para no volver nunca más. Estoy desnuda en un mar de lágrimas negras. Sola, triste, destrozada, arrancada de la felicidad que con tan solo un "hola" tú me mecías. El mundo no careció nunca tanto de sentido como ahora. Porque ya no existe nada, solo un agujero negro que devora lo poco de bueno que rozaba mi vida y me somete a un llanto eterno, a uno de esos llantos en los que ya no lloras, a uno de esos llantos que duele tanto que, derrumbadas las lágrimas, me consumen por dentro, mordisqueando con deleite mi conciencia y mis ganas. Acaricio el desespero del rezo, como cuando ruegas a Dios porque no encuentras ninguna otra salida. A este texto eterno, henchido de arrepentimiento y congoja, no le encuentro fin...