martes, 25 de noviembre de 2014

Sin sentido

Cómo surge, rugiendo desde lo más profundo de mi conciencia, ese ser que vive dentro de mí, ese ser que soy yo y dejo de serlo a la vez… Ese que me señala con el dedo y una uña puntiaguda, con su macabra sonrisa y sus afilados dientes de tigre, el que me culpabiliza por mis acciones y me lleva a recorrer los rincones más oscuros de mi ser, donde solo existe el color negro, el olor a podredumbre, soledad, lágrimas y miedo… Donde no hay un lugar seguro en el que esconderse… De donde no se puede huir… Porque ese recipiente vacío soy yo misma…

Mariposas III: Versos en prosa

Si las palabras conquistasen tejería para ti un mundo de letras. Cada noche, como Penélope al hilar el sudario que mantenía su castidad inexpugnable, desharía una a una las letras de nuestro mundo, enredaría palabras nuevas, vocablos inexistentes se mezclarían y romperían con los ya anticuados y, a la mañana siguiente, cuando tú me mirarías a los ojos y me robaras las pocas palabras que aún se mantenían unidas de lo poco que quedaba de nuestro pequeño mundo en construcción, elaboraría un nuevo tejido. Y así, día a día, te conquistaría. Noche a noche, te haría el amor mientras deshacía letras, y tejería y tejería palabras cada mañana para conquistarte cada día de una forma diferente. Como te mereces. Porque te mereces todo el amor y el cariño de, al menos, mi pequeño mundo.

El payaso y la trapecista. Payaso I

Por estar a tu lado, me hice payaso. No era nada glamuroso ni prestigioso, nada con lo que siempre había soñado: que me admiraran por lo que hacía. Sin embargo, yo era feliz, porque durante los pocos minutos que duraba el espectáculo, te veía sonreír. Y eso, hacer que esa indescriptible sonrisa naciera de tus labios, era lo más maravilloso del mundo.