sábado, 27 de julio de 2013

Principio y final

Todo comienzo empieza e implica necesariamente un final. Curioso, ¿no? Cuando se cierra un ciclo otro camino se abre ante nuestros ojos sin que ni siquiera seamos conscientes de ello... El problema es cuando emprendemos nuestro sino sin haber dado fin y duelo al anterior. En este caso, el enredo de sentimientos encontrados y desencontrados, la confusión, las emociones... son demasiado bruscos y no podemos controlarlos, nos abruman, nos persiguen, y caemos en la tentación de huir, de desear volver a ese mundo anterior. Pero es imposible porque la puerta del pasado está cerrada con una llave que no existe, y tenemos que tomar la decisión de si vivir mirando através del ojo de la cerradura o si darnos la vuelta, volvernos fuertes y valientes y afrontar la nueva oportunidad que la vida nos ofrece. Hoy se me apetece la compañía de una botella de vodka, un vaso con hielo, una pajita, fanta de limón, y hablar entre versos con mi soledad mientras miramos las estrellas al aire libre y brindamos en silencio, sin saber si estamos celebrando algo o despidiéndonos de algo.

jueves, 25 de julio de 2013

Cuentos y magia

Me envuelves en palabras transformadas en sentimientos. Momentos mágicos destilan a través de tus dedos y se enredan en mi pelo y en mi imaginación. En tus ojos se desdibuja un infinito mundo de fantasías donde yo me veo envuelta y arrastrada sin remedio. Me haces creer en cuentos y magia, que tú misma creas con tu sonrisa como si fuera la cosa más natural del mundo, y caigo en la tentación de emborracharme de ti y de tu magia. Los cuentos y la magia existen. Puede que no sean cuentos de hadas. Nosotros somos los propios narradores de nuestra historia, los hacedores de nuestro universo interior, los que se guían por instinto hasta llegar a un lugar que nunca creyeron que existía. Dragones alados de fuego en boca combatimos cada día, transformados en miedos y obstáculos que debemos superar si queremos avanzar en nuestro cuento, y no quedarnos dormidas como una estúpida princesa eterna a que la despierte el beso de un príncipe azul. Puede que no todos los cuentos tengan un final feliz, que la desesperanza arrope nuestros sueños, convertidos en cada página que escribimos día a día de nuestras vidas, y convierta la realidad en una grosería pasajera, en un portal a la perdición que se inicia cuando vemos nuestro rostro reflejado en el espejo. Tal vez haya momentos en que solo podamos luchar con lágrimas, pero aun así estamos peleando, quizá con ganas de rendirnos, pero luchando como héroes y heroínas de cuentos. Transformemos nuestros deseos en realidad y no en meros ataques de pánico o anhelos cuando menos nos lo esperemos. Al margen de la creencia, las metáforas y las idealizaciones, sé que la magia y los cuentos existen: personas que crean momentos mágicos que endulzan el cuento de nuestra vida y nos ayudan a escribir nuestro propio cuento, escribiendo a la vez el suyo. A veces creamos mundos nuevos con personas de nuestro alrededor. Solo con conectar con alguien de una manera un tanto especial, que surja la amistad verdadera (si es que eso existe), el gustar, el querer, el amar… Si vienes a mi mundo te aseguro que no querrías marcharte de él. Es maravilloso, créeme. Más maravilloso que el de Alicia o el de Peter Pan. Ven, dame tu magia, aunque solo sea un poco de ella, yo te daré la mía, escribamos un cuento juntas, sin príncipes ni princesas, sin dragones ni mazmorras, sin saber dónde empezó el “Érase una vez…” ni cómo será el final. Dame la mano y arriesguémonos.

miércoles, 24 de julio de 2013

Perdida en un mundo de sueños

Pequeños pedazos de mí vuelan a mi alrededor. Encuentro fragmentos de quien soy realmente detrás de cada esquina, debajo de la cama, en medio de la carretera… He de desengañarme y afrontar la verdad: yo no nací para vivir la vida real, la común, la que todo el mundo parece tener menos yo. Yo nací para soñar y vivir de sueños, arriesgándome a morir también de ellos. Mi corazón cree firmemente en mi mente que destrozada huye de la realidad y, ajena a la cordura de los demás, se aferra a mundos imaginarios, a lugares fantásticos, hechizos, MAGIA. Me he dado cuenta de que me están despojando de mi verdadero ser. Cada miedo que me intentan quitar, cada obstáculo que intento superar, me son dados por la realidad, robados a los sueños, robados a mí misma… Es como si trocitos de mí se resistieran a morir, esos pequeños trozos que me hacen ser quien soy realmente, una soñadora empedernida, y yo me resisto a ser como los demás. Si me llaman loca, que me lo llamen. No hay razones para menos. Yo me considero rara. Tan solo busco mi lugar en un mundo al que no pertenezco, por eso me veo en la obligación de huir a los sueños, que es mi tierra natal, aquella a la que anhelo regresar. Mis sentimientos son confusos, borrosos, alterables por quienes creía mis aliados. ¿Debo rendirme a la realidad que me ofrece este mundo? ¿Debo ceder, cambiar todo lo que soy yo, para encajar en un lugar al que no pertenezco, como una rosa casi congelada intenta resistir en la cima de una montaña helada? No he cambiado. Mis miedos no han desaparecido. Sigo siendo la misma y siempre lo seré. Me siento como Triniti de Matrix: huyendo de un mundo falso, creado para los demás, al que no pertenezco, y deseo con todas mis fuerzas regresar a mi hogar. Solo soy una loca que desvaría cuando ve trenes en circulación, cuando se da cuenta de que sus sentimientos no son los que socialmente se reconocerían como válidos, cuando se da cuenta de que es diferente al resto del mundo. Yo no soy como tú, seas quien seas, que lees esto. Ni soy como nadie a quien conozcas. Yo no existo en este mundo. Soy el producto de la fantasía de una mente enfermiza y soñadora. Soy la última pieza que no encaja en el puzzle de la realidad. Soy un Don Quijote malhecho y maltrecho. A veces me pregunto si ahí afuera habrá más personas como yo. Pero cuando creo encontrar a alguien que comprende mis sentimientos, siempre acabo dándome cuenta de que no es real, de que ellos y yo no pertenecemos al mismo mundo. Solo quiero que regresen a mí (o yo regresar a ellos): mi reino de "nunca jamás" o mi "país de las maravillas", mi yo al otro lado del espejo... Solo quiero recuperar, despertar más bien, los pedazos aletargados que me quisieron quitar y que duermen en lo más profundo de mi ser. Solo quiero volver a ser yo, la que siempre he sido, la que realmente siempre seré: la única habitante de este mundo que desea volver a su lugar de origen, los sueños.

jueves, 18 de julio de 2013

El karma

Siempre he creído en ti, karma, y estoy segura de que tú también en mí. Nunca nos hemos llevado muy bien. Esta entrada no tiene mucho sentido. Solo "decirte" que te espero. Con miedo, impaciente, detrás de cada esquina, oculta en cualquier rincón, encarnada en alguna persona, como si fueras el asesino de una película de miedo. Te espero... Te espero... Te espero... Supongo que, como hasta ahora me ha pasado, tu justicia me herirá, pero será satisfactoria porque me conozco y sé lo merecedora que soy de ti... Ejerce tu justicia sobre mí, como siempre has hecho hasta ahora. Te espero...

Shh...

Eres preciosa. No sé qué pensarás al respecto cuando leas esto. Pero yo tengo muy buen gusto. Definitivamente: eres preciosa. Grabaré con ansia el recuerdo de tu cuerpo desnudo pegado al mío, en mi cama, y los suaves gemidos que te provocaba. Probarte ha sido como una droga. Deseo más de ti. Arrópame con tus brazos, junta nuestros cuerpos, déjame degustar otra vez ese dulce sabor que surge cuando te tengo desnuda en mi cama. Te cuelas entre mis sueños entrando por la ventana de la imaginación que te espera solitaria en mi cuarto. Me sometes al insomnio, y aun así sueño. Sueño con tu cuerpo entrelazado con el mío. La fantasía se desboca y otra vez estamos juntas. Ven a mí, vamos a soñar juntas, vamos a vivir el momento, y a crear recuerdos para cuando no estés aquí.

Sin palabras, el roce del silencio

Me envuelvo en mi desengaño, me arropo en la desdicha y la duda, me consumen los segundos sin ti y el oxígeno que no respiras a mi lado. Me confunden los recuerdos. Me ciega el deseo. Me mortifica la conciencia. Te deseo. Quiero que seas mía aunque solo sea durante unos minutos. Quiero que te entregues a mí como quien ansía acariciar el alma ajena. Quiero que me busques, y quiero que me encuentres. Quiero ser yo dentro de ti y que tú seas tú dentro de mí. Quiero ver esa sonrisa al despegar nuestros labios. Quiero que vuelvas a decirme que beso bien. Quiero recorrer con la yema de mis dedos, con los labios, con mi cuerpo entero y grabar en mi memoria cada cm de tu piel. Quiero sentir que estás aquí. Quiero sentir que tú me sientes. En este momento, justo ahora, te quiero para mí. No como un objeto, si no como algo diferente, escurridizo a veces. Quiero tenerte y quiero tener un lógico miedo de perderte. Quiero que nos fundamos en una y que de repente el mundo desaparezca, y solo existamos tú, yo, nuestros labios, nuestras caricias, nuestro deseo, nuestro cuerpo, nuestro ser ansioso de ser una única persona que a miradas ajenas parezcan dos. Ven y te prometo felicidad durante el tiempo que te entregues a mí. Ven y te prometo besos interminables, caricias desnudas, palabras tan bonitas como tu sonrisa, calor tan ardiente como el de tus mejillas sonrosadas. Ven, por favor, aunque sea una última vez, ven a mí, que tu cuerpo no pueda resistir estar tan lejos del mío durante tanto tiempo, al igual que el mío desea tu contacto constante y ansioso.

Incertidumbre y pasión

Busco pistas del roce de tus labios donde ya no queda más que un recuerdo marchito, yermo, que se extiende x mi piel y me convierte en piedra. Me pregunto si alguna vez volveré a poder aspirar a la dicha de tenerte de aquella manera: nerviosa, sin saber qué hacer, pero dejándonos llevar, como si lo más natural del mundo y lo más evidente fueran aquellas caricias y besos, dominando el instinto pero sucumbiendo a la pasión. ¿Sabes? Tengo miedo de no volver a tenerte nunca más así, de esa manera. De que no quieras, de que no se te apetezca, de que no me busques, de que no me desees. Miedo de que fijes tu mirada en otra persona a la que le entregues lo que me entregaste a mí aquel día, sentadas en este mismo sofá, desnudando mi alma, deshaciéndonos tú de mi camiseta y yo de la tuya. Oír de nuevo ese pequeño chiquillo indefenso, ansioso y nuevo que salía de tus labios mientras te acariciaba y te besaba el cuerpo, y que llegaba a mis oídos como agua de mayo. Tu imagen acude a mi mente a todas horas. Me aterroriza la idea de que te arrepientas de lo sucedido, de que quieras borrarlo de tu cabeza, de que frotes tu cuerpo con otro cuerpo o con tus propias manos hasta borrar las pocas huellas que dejé en él. Me horroriza pensar que si leyeras estas líneas te alejarías de mí, como de un mal en el que has caído y no quieres volver a tropezar con él. Cuento los segundos que me quedan por verte y cada vez te siento más lejos, más distante, más tuya, menos cerca, menos cariñosa, menos mía… A veces me das miedo. Me das miedo porque a veces me atraes y a veces me pregunto qué piensas tú. Me das miedo porque me haces sentir, pensar, y volver a sentir de nuevo. Me das miedo porque no sé si volveré a notar el roce de tus labios sobre los míos.

miércoles, 10 de julio de 2013

Yo

Podría definirme de muchas maneras, y muchas de ellas serían inadecuadas socialmente. Pero hoy solo me describiré de una manera. De una manera que con la que me siento constantemente identificada y sé que los demás piensan al verme. De una manera que sé que soy y no quiero ser pero no tengo la fuerza suficiente para cambiarla. De una manera que todo el mundo mira con asco y me dice que cambie, como si lo odiaran y les diera asco, como si no existiera más en el mundo que el físico: soy una bola de grasa llena de mierda. Eso es lo más visible en mí. Pero, recordad, también soy persona, y también tengo sentimientos. Aunque parece que para el mundo no tengo derecho a tener sentimientos solo por ser una bola de grasa llena de mierda. Pues es lo que soy. Por desgracia es lo q soy...

Lo que más deseo ahora mismo

No quiero pensar en el bien o el mal. En lo correcto o lo incorrecto. En el pasado, presente o futuro. Solo sé que te quiero a ti aquí, conmigo, EN ESTE MOMENTO. Ahora. Ya. Inmediatamente. Quizás peco de inmoralidad, pero es lo que me pide mi ser, es lo que desea: a ti. Un suave masaje por la espalda, caricias disfrazadas de cosquillas sobre tu muñeca y antebrazo... Apreciar cómo los vellos de tu piel se erizan poco a poco, deseosos de más, anhelantes de gozo, mientras inhalo el aroma de tu cuerpo. Mis labios rozan tu nuca, apartando los pelos de ella. Poso la barbilla sobre tu hombro y con mi nariz acaricio tu oído. Oyes mi respiración entrecortada, mi voz suave, débil, ansiosa pero precavida. Vuelves la cabeza. Nuestros labios están a apenas unos centímetros los unos de los otros. Nuestra respiración acelerada. Nuestros cuerpos temblando bajo el placer de los sentidos. Nuestros labios temerosos de encontrarse. Durante un tiempo permanecemos así. Sentimos un hilo de cosquilleo recorrer cada rincón de nosotras. Excitación. Delirio. Impaciencia. Es como si los cinco sentidos estuvieran henchidos de placer y hubiesen despertado a un sexto que, ardiente, no pudiese contener el deseo, el gusto... Ese calor imposible de frenar que recorre nuestro ser... De repente nuestros labios se funden, satisfaciendo así el deseo, desencadenando la lujuria... Hasta donde este armazón de carne y huesos que se interpone entre nosotras y se desean mutuamente aguante... Hasta donde el deleite de nuestros sentidos se fundan y no puedan más... Hasta ser un mismo ser... Hasta no poder con más complacencia... Hasta morir para revivir de nuevo con un sabor diferente en la boca, en la piel, en todo el cuerpo...

¿Qué mierda hago aquí? Escribir mierdas.

Hoy no tengo ganas de estar sola. Hoy no sé hablar con nadie. Paradójico, lo sé. El eco de unos rugidos distantes envuelven mis oídos y me retuercen el pensamiento. Son trenes. Un tren. Otro tren. Otro tren.......................... Un salto.................................. He creído reconocer sentimientos propios en ajenos, como si ya no estuvieran en mi carazón, como si se hubieran marchado y les hubiera perdido de vista para siempre. Por mucho que los busco no sé dónde se han ido. No están en ella, ni en ella tampoco, ni en él, ni en mí, ¿dónde se esconden? Quizá tan dentro de mí que no puedo hallarlos. Quizá tan lejos de mí que me sea imposible encontrarlos. Tal vez duermo dentro de una burbuja de sentimientos, y me creo libre en la cárcel a la que pertenezco, pues mis manos no alcanzan a encontrarlos y soy inconsciente a la realidad. Trato de no pensar, de dibujar arcoiris y mariposas en un lienzo imaginario sobre los cimientos incomprendidos, rotos, solitarios y vacíos de mi ser. Pero al ser los cimientos débiles, pronto ese mundo de fantasía se derrumba y caen sobre mí las ruinas de mi desesperanza. Me desespero y huyo a mundo ajenos, a lugares perdidos, a dimensiones desconocidas. Tú estás allí. Y tú. y tú. Y tú. Estáis todos. Dejad que que mi cuerpo se hunda entre los escombros de su conciencia, dejad que muera lentamente, respirando por instinto el polvo de mis amgargos cimientos pues me he dado cuenta de que no he vuelto a caer: nunca me he levantado, solo era una ilusión, un engaño a los sentidos, pero sigo tirada en medio de la calle, fundiéndome con el asfalto y soportándo el dolor de que caminen sobre mí, pisándome a conciencia, los que por allí pasen. El rugido no huye de mi cabeza. Ruge. Ruge. Ruge. Cada vez está más cerca. Se oye más fuerte, más tentador, más consolador. Un salto. Un salto. Un salto. ¡¡¡¡¡¡¡¡ERIKA, DESPIERTA, UN PUTO SALTO!!!!!!

lunes, 1 de julio de 2013

Anhelo, pasión, deseo, placer

Darse cuenta de algo de lo que ni siquiera te has dado cuenta aún, ¿cómo se hace eso? Desviar pensamientos en momentos que no merecen la pena, pues ni siquiera son pensamientos, solo sueños, como todo mi mundo, como yo misma. Observo unos ojos cerrándose. Unos labios entreabiertos se posan sobre los míos. Una lengua húmeda se pierde en mi boca y busca la mía, y la muerde, arrastrándola hacia sí. Ya no vi más. Ya no veré más. No quiero abrir los ojos. Quiero estar por siempre así, perdida en la locura de la ceguera que tu amor me provoca, arrancado el pecho por el deseo y la lujuria, pegados nuestros cuerpos como si nuestras almas estuvieran cosidas con aguja e hilo. Te anhelo, suspiro, gimo, codicio cada centímetro de tu piel. Tanta pasión me desborda. Fúndete conmigo. Lléname de ti. Hazme tuya. Soy tuya. Haz que tu dulce y provocador aroma se pierda entre los recodos de mis sentidos e inunde todo mi cuerpo, todo mi ser, todo mi yo. Deja tus huellas allá donde me tocas con las yemas de los dedos o con los labios o con el cuerpo entero húmedo, sudoroso, presuroso de gozo, ávido de satisfacción, insaciable de regocijo. Duele y a la vez es placentero. Pero de nada sirve. Es como si el destino existiera pero no nos diera tiempo para pensar y darnos cuenta de que no siempre es como creemos o deseamos creer que es. Abro los ojos y estoy sola. Tengo miedo.

¿Existen corazones que no estén rotos?

Mírame a los ojos una última vez. Ven, acércate a mí, despacio, lentamente (no tengas miedo), porque cada paso que das me duele en lo más profundo del pecho y, paradójicamente, mientras más cerca estás más lejos te siento. Ahora mírame de nuevo. ¿En qué me he convertido? En un ser errante. En el depósito de un corazón nómada que intenta buscar calor humano donde solo encuentra frialdad. Ahora levanta el pie. Eso es. Levántalo. Mira la suela de tu zapato. ¿Lo ves? Llevas pegado en ella el trozo de corazón que me quedaba. ¿Me lo devuelves, por favor? Tus manos son frías, mas parecen cálidas al lado del tacto de este pequeño y pisoteado trozo de corazón. Adiós. Adiós para siempre. Me doy la vuelta. Una lágrima cae sobre las sucias marcas del suelo que ahora forman mi corazón. ¿Qué hago con él? ¿Qué hago contigo? ¿Qué hago conmigo? Lo aprieto contra mi pecho y lo hundo hasta que lo noto latir despavorido. El muy idiota nunca aprenderá la lección. El amor no da vida. El amor mata. Pero es inútil las veces que se lo repita. Es sordo a la razón y fiel al sentimiento. En muchos aspectos, lo admiro, pues es valiente. Se ha levantado mil veces. Pero ahora ya no tiene la fuerza de antaño. Sin embargo, sigue siendo fiel a sus sentimientos. Ya solo me queda admitir, con todo el dolor de mi alma, esta gran verdad: hola, amor; adiós, dignidad.

Pesadilla antes de dormir

Cristales sangrientos atraviesan el transfondo de mi alma. Humillados los deseos del placer, me surmerjo en una efemérides de desengaño y desasosiego. Urgo entre las escamas de la libertad y solo encuentro cadenas que me someten a emociones que quizá no sean mías, ni del vecino, ni del bien, ni del mal... Si no que, abandonadas, y tonta yo en mi afecto, las recojo poco a poco y las deposito en mi interior, conviriéndome en un cubo de basura sin fondo donde todos echan los despojos de su desesperanza.