domingo, 29 de enero de 2012

Infinito


Regresar al comienzo del fin es como arrastrarse a un abismo o caminar entre un laberinto de ilusiones y desengaños. Oculta tras las paredes del corazón, la verdad asoma en unos ojos vidriosos. Las mentiras se convierten en estrellas fugaces de deseos que colisionan contra el suelo de la ética.
Oscuras palabras se convierten en el eco de unas lágrimas marchitas y distantes… y de pronto, NADA.

Existencia

No existo ni dentro ni fuera de mí misma. Apenas si soy el pedazo roto de una consciencia que se encoge poco a poco y se pierde en el tiempo y la costumbre de intuirse nada.

martes, 10 de enero de 2012

Tú, mi gato


Delicado tigre anaranjado, afiladas garras de acero y terciopelo, te llamaron infiel, pero tú —sin ánimo de ofenderte—, cual perro doméstico, aunque de tu áspera lengua no hagas uso como él, posees la independencia y la amabilidad, la vileza y la dulzura.
Rozando el cariño de tu suave lomo, tú, mi gato, tendido sobre mi regazo; tu fina cabeza posas sobre tus patitas, rezando al cielo con tu ronroneo.
Tu pupila de Luna ilumina el firmamento, absorbiendo toda luz blanquecina y transparente, para someter tus maullidos a la pícara mirada de tus ojos dorados.
Con la cabeza siempre erguida, tú, mi gato, simple y a la vez complejo, a la par que inalcanzable, soberbio, elegante, respetuoso, orgulloso, sereno, inquieto y misterioso.
Como portador del secreto de la vida, pareces reconocer en cada momento la necesidad del alma humana; la comprendes, la compartes, y te haces o no partícipe de ella, recogiendo con tu maullido las lágrimas de tu corazón amigo.
Y cuando te llamo en soledad, lo escucho a lo lejos; bajo tu pisar silencioso, queda el eco de un susurro, un cascabel: eres tú, mi gato.