viernes, 17 de junio de 2011

El horizonte de mi nostalgia


Revive en mí para después morir lentamente, deja que dormite el dolor donde yace la esperanza marchita.
Párteme en dos y no sentiré más pesar que el de tu partida, cuando el recuerdo de tu presencia solo es nostalgia, un olor extraviado en el tiempo y dormido en la costumbre de la pérdida. Y cuando no estés será el olvido lo más cercano a la añoranza de tenerte, pues en el horizonte invisible de mi razón no alcanzo a ver más allá de tus ojos.
Fúndete con mi destino, que ambos seáis la misma cosa, que a tu lado la eternidad se convierte en un momento efímero, en un suspiro agonizante en tus labios.