miércoles, 7 de agosto de 2013

Demasiado poco para ti

Te desdibujas en mi memoria como una suerte de musa de ojos oscuros. Tu carita frente a la mía, tus ojos entrecerrados resistiendo el sueño, dejándose a la vez llevar por él… Mi pensamiento se desboca y no alcanzo más que a balbucear tonterías, una tras otra, solo por quedarme un segundo más sumergida en esa imagen de ti, en esa clara evidencia de belleza, en ese segundo donde el tiempo se detiene y no existe nada ni nadie más, solo tú, tus ojos, tu pelo, tu cara… toda tú, y un pedacito de mí que tiembla en silencio, sin poder creerse la suerte de tenerte a mi lado. ¿Quién diría que las palabras huirían de mi alma para expresar lo que siento, habido sido siempre ellas mis aliadas? Quizá sea que hay cosas, como esto, que es esto, algo, ese algo que todos conocemos y desconocemos a la vez y que todos deseamos encontrar, aunque se esconda bien. Me robas las palabras, sometes mi pensamiento, dominas mis sentidos… Sabes a sueños robados, a esperanza incontenible, a miedo de no estar a la altura. Como decía Shakespeare: de lo que tengo miedo es de tu miedo. Miedo a que cambies de opinión, miedo a cometer un error, miedo a no tener nunca más tu piel pegada a la mía, miedo de que otros labios rocen los tuyos y otras manos se detengan en tu cuerpo, miedo de no volver a verte medio dormida y medio despierta, miedo de no poder soñar en tu almohada y de que tú no sueñes en la mía, miedo de que hacer un gesto que parece tan simple como cogerte de la mano mientras duermes sea un imposible para toda la vida. Pero sobre todo tengo miedo de no tener ese algo para ti… Porque, ¿sabes una cosa? Eres la única persona que, desde hace años y años, tiene ese algo para mí. Soy consciente de que mis palabras son breves, vanas a veces, y que no alcanzan a describirte ni a la suela de los zapatos. Pero estas son mis palabras inútiles, porque por más que lo intento jamás podrán expresar mis sentimientos ni describir la mirada que sobre ti tengo, porque a tu lado las palabras carecen de sentido y se transforman en una quimera de vocablos que no llegan a trazar ni la mitad de ti… Porque solo ver tu cara, tu sonrisa, saciar la sed y el acercamiento a ti... solo experimentar estas emociones es capaz de describirte… En mi vida he cometido muchos errores pero, ¿sabes un secreto? Hay algo por lo que merece la pena seguir aquí, cometiendo errores... Porque el hecho de hacerte sonreír por cualquier tontería que diga, poseer esa cualidad, me hace sentir la persona más dichosa sobre la faz de la Tierra y tiene más valor que nada en este mundo. De modo que sonríe, bonita, que cuando tú sonríes el mundo cobra sentido y mariposas moribundas vuelven a la vida.