sábado, 22 de marzo de 2014

A lo lejos...

A lo lejos... ¿La oyes ahogándose, sutil, vaporosa? Una voz se escucha cada vez más lejana, más tenue, más débil... Son mis sueños que se marchan... A lo lejos...

Lunática

Recuerdo aquellas tardes vacías, aquellas mañanas sin sentido y aquellas noches de pesadillas... Aunque lo que recuerdo con añoranza son los sueños, que me daban la vida y a la vez me la quitaban poco a poco... Recuerdo el frío abrazo de la soledad cuando la tristeza desbordaba mi corazón y yo yacía en silencio acurrucada en mi cuarto con aquella típica postura de perturbada de película: sentada en el suelo con la espalda rozando la pared, las rodillas pegadas a un cuerpo que se balanceaba a un ritmo constante y nada armónico, y las manos sobre la cabeza, tirando del pelo fuertemente mientras mis lágrimas caían sin cesar y sin sentido en un angosto pozo sin fondo que no parecía tener principio ni fin. Recuerdo la vergüenza que me llevaba al silencio, y a saberme inferior a los demás, una mierda, un despojo, una sobra que nadie quería tener a su lado... Recuerdo haber aprendido a temer y odiar a la esperanza... Recuerdo a mi mejor amiga, la idealización de la muerte, la única que me prometía y me sigue prometiendo que todo acabará bien, que la única solución a la vida es la muerte... Recuerdo esa siniestra sombra que me perseguía, esa manifestación de mi yo interior, esa oscuridad que me rodeaba con un abrazo eterno y nos unía con un lazo rojizo como la sangre, convirtiendo mi sombra en mi única compañera y amiga... Recuerdo la humedad de mis ideales, la soledad de mi compañía, y lo único grato que saco de aquello fue lo que me hizo salir adelante: aquellos locos sueños en los que me hacía pasar por un personaje de algún anime al que todos los demás personajes querían locamente... Quizá solo buscaba eso: que los demás me quisieran... Sentir que alguien me quería... Ser como los demás... Ser aceptada por alguien, por quien fuera, tal y como era... Recuerdo que cuando era adolescente solía pensar que el dolor, las vivencias, mi vida exterior, el arrastre y destrozo de mis sueños, las sentencias desagradables que otros destinaban a mí, los insultos, las creencias... todo lo que era y lo que no era yo, me iban a volver loca... Lo que no sabía era que ya estaba loca... ¡Y qué locura! Lo recuerdo todo y no recuerdo nada.

viernes, 7 de marzo de 2014

Échame de menos

Échame de menos, por favor. Échame de menos aunque solo sea un segundo, una idea loca, un recuerdo no demasiado agradable... Recuérdame. Vuelve a por mí... A pesar de que solo pase por tu mente como una fría e irritante ráfaga de viento que revuelve tu nocturno cabello y lo pega a tu rostro. Recuerda el tacto de mis labios suaves mientras besas los suyos. Siente en tu piel el ansia de mis manos recorriéndote con deseo y dotes maestrales mientras te desnuda. Cierra los ojos e imagina que soy yo quien te hace el amor. Yo. Solo yo. Tú. Solo tú. Nosotras. Solo nosotras. Nosotras y el deseo, y la pasión, y el deleite y el amor. Y al llegar al clímax, estremécete, deja que tu cuerpo tiemble al compás de tu palpitación acelerada, agítate con deseo y el cuerpo sudoroso, henchido de placer y satisfacción, y por fin, culmina y grita mi nombre en silencio mientras recuerdas mis gemidos y mi respiración entrecortada tocando tus oídos...

Amar como principio de amargura

¡La quiero tanto...! Mucho más de lo que tu inútil esfuerzo puede llegar a imaginar. Y mucho más de lo que en sus vanas ganas puedan llegar a imaginar ella o nadie en este mundo. Incluso más de lo que en mi pueril intuición pueda llegar a imaginar yo. Porque la imaginación es estéril ante tal pasión, porque resulta inepta a la hora de abarcar un sentimiento tan profundo, extremecedor, enorme y arraigado al alma humana como es el amor.

Amigo imaginario

Yo nunca he tenido un amigo imaginario; o tal vez sí, no lo sé. Mi vida es una ilusión en sí misma que se desvanece poco a poco, lentamente, muy lentamente, devorada por la cruel realidad hasta consumirse en el dulce y a la vez amargo beso de la propia muerte.