lunes, 1 de julio de 2013

Anhelo, pasión, deseo, placer

Darse cuenta de algo de lo que ni siquiera te has dado cuenta aún, ¿cómo se hace eso? Desviar pensamientos en momentos que no merecen la pena, pues ni siquiera son pensamientos, solo sueños, como todo mi mundo, como yo misma. Observo unos ojos cerrándose. Unos labios entreabiertos se posan sobre los míos. Una lengua húmeda se pierde en mi boca y busca la mía, y la muerde, arrastrándola hacia sí. Ya no vi más. Ya no veré más. No quiero abrir los ojos. Quiero estar por siempre así, perdida en la locura de la ceguera que tu amor me provoca, arrancado el pecho por el deseo y la lujuria, pegados nuestros cuerpos como si nuestras almas estuvieran cosidas con aguja e hilo. Te anhelo, suspiro, gimo, codicio cada centímetro de tu piel. Tanta pasión me desborda. Fúndete conmigo. Lléname de ti. Hazme tuya. Soy tuya. Haz que tu dulce y provocador aroma se pierda entre los recodos de mis sentidos e inunde todo mi cuerpo, todo mi ser, todo mi yo. Deja tus huellas allá donde me tocas con las yemas de los dedos o con los labios o con el cuerpo entero húmedo, sudoroso, presuroso de gozo, ávido de satisfacción, insaciable de regocijo. Duele y a la vez es placentero. Pero de nada sirve. Es como si el destino existiera pero no nos diera tiempo para pensar y darnos cuenta de que no siempre es como creemos o deseamos creer que es. Abro los ojos y estoy sola. Tengo miedo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Sin comentarios

Erika dijo...

Jajajaja xq? XD

Anónimo dijo...

A mi todo eso me suena no se porque O_o

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